miércoles, 7 de enero de 2009

La princesa y la rana 2ª parte

Aquel Gran Señor tenia la esperanza de ver casada a su hija para que sus descendientes continuaran cuidando aquellas tierras y luchando en nombre de sus ideales pero cada año que pasaba, esa esperanza se iba convirtiendo en temor y desesperación. No le importaba que fuera Noble o cortesano, rico o pobre, el Señor solo deseaba un hombre leal, fuerte y bueno para su hija. Como él decía, “nací sin armadura, sin riqueza ni ejércitos. Todo vino después”.
Muchos Nobles de aquellas tierras, fueron vasallos que tras rebeliones y guerras, consiguieron poder y tesoros y compraron ejércitos que les siguieran. Pero ella rechazaba uno tras otro. Ninguno le gustaba, ninguno conseguía siquiera que ella se molestara en mirarle y ninguno parecía saber como llegar al corazón de aquella doncella o como entenderla siquiera. Y así uno tras otro, ella iba descartando pretendiente tras pretendiente resignándose a no encontrar nunca marido, en definitiva, renunciando a ser feliz.

Pasaban los días y una noche, mirando el cielo estrellado de aquel valle, sus ojos vieron como caía una estrella fugaz. Esbozó una sonrisa y recordó una de tantas historias que circulaban por el castillo que decía que si veías nacer una estrella fugaz en el cielo y le pedías un deseo, la Luz del Bosque haría que éste se cumpliese. Y le pidió un deseo:

- Estrella fugaz, si me vas a conceder un deseo, te pido que alejes de mi a tanto pretendiente que no quieren mas que agradar a mi padre. – dijo con la voz trémula y bajando la mirada con total resignación.

Ella cerró los ojos para intentar contener aquellas lágrimas que se empeñaban en salir de sus ojos. De repente, una luz proveniente del bosque, muy poderosa, surgió antes la princesa la cual se asustó. Esa luz entraba por la ventana de sus aposentos y aunque la princesa intentó gritar, de su garganta no salía ningún sonido. Estaba paralizada. Intentó llamar la atención de los guardias que custodiaban sus habitaciones, tirando algunos muebles de su estancia, pero no salía ningún sonido de aquel lugar. La luz se acercaba a la Princesa y ella sentía como el miedo se apoderaba de cada uno de los poros de su piel. En un último intento desesperado, ella saltó hacia la puerta para salir al pasillo, pero el terror no le permitió moverse lo más mínimo.

La luz se paró ante ella y una voz surgió desde dentro

- Soy la Luz del Bosque y he oído tu deseo y se te va a conceder. Será un único deseo y tendrás que elegir con sabiduría e inteligencia. Piensa que se te concederá en función a tus sentimientos verdaderos y no en función a tus caprichos. Si este deseo lo dejas pasar, jamás serás feliz.
Cayó al suelo desmayada y al despertar ya era de día. Pensó que sería un sueño lo de aquella luz pero cuando se dio cuenta, tenia una marca en una mano. Esa marca no la tenía anoche y era una marca con la forma de aquella luz. No le dio importancia y salió a pasear al bosque para intentar olvidar aquel incidente. Cuando los árboles no le dejaban ver el cielo azul se detuvo y al sentir sed se acercó a un riachuelo que había en las inmediaciones. Algo llamó la atención de le princesa cuando bebía. Era una rana que la observaba.

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