lunes, 14 de abril de 2008

Lapices, 2ª parte

El viejo lápiz se giró y miró al resto de los lápices que estaban siguiendo con atención sus palabras.
Ella ahora necesita escribir lo que siente, necesita ver escrito todo aquello que su corazón siente porque solo así, podrá seguir generando amor, un amor que tan importante es para la persona que ella ama. Yo ya estoy viejo para escribir más porque estoy cansado y apenas me sostengo en pié, pero entre todos vosotros, juntos, podéis plasmar en ese cuaderno aquello que ella necesita leer para seguir amándole y para seguir teniendo fuerzas para aguantar el dolor de su ausencia. Vamos a ayudarla entre todos!! – gritó el viejo lápiz
Todos los lápices gritaron a la vez
Vamos a ayudarla!! Vamos a escribir sus sentimientos y vamos a conseguir que venza el dolor.
Pero, ¿cómo lo vamos a hacer? ¿Como vamos a saber lo que ella siente? - dijo un pequeño lápiz de color verde
Muy sencillo – dijo el viejo lápiz moviendo ligeramente la cabeza de arriba abajo
Recorramos el mundo buscando cada letra que ella haya escrito, recorramos cada línea formada en sus poesías y en sus historias, compartamos entre todos cada frase que veamos de ella en cualquier servilleta que encontremos y cuando juntos hayamos hecho eso, vengamos todos aquí de nuevo y juntemos nuestras puntas para poder escribir lo que ella no ha podido
Todos saltaban de alegría porque iban a ser piezas fundamentales en esta importante misión. Juntos se pusieron a trabajar. Se organizaron sin tener en cuenta los colores, los tamaños o lo nueva o desgastada que estuviera su punta. Todos juntos empezaron a buscar por el mundo entero, letras, palabras, frases, párrafos escritos por ella. Cada lápiz iba compartiendo con su compañero de al lado lo que iba descubriendo. Todos los lápices subían montañas, cruzaban ríos, volaban con el viento descubriendo todo lo que ella había escrito en su vida y poco a poco, cada uno de ellos se iba impregnando de aquellos sentimientos y de aquellas sensaciones que Ella había plasmado en cada letra, en cada palabra en cada párrafo.
Al anochecer, totalmente exhaustos, fueron llegando los lápices de nuevo a aquella habitación entrando sin hacer el más mínimo ruido para no despertarla. Allí se juntaron todos. Allí llegaron todos habiendo conseguido algo. Hasta el grandullón había participado y aportaba algo. Ya no quería ser alguien a quien todos admiraran, ya no quería ser élite de nada. Solo quería participar y ser uno más.
El viejo lápiz estaba sentado al lado de las lágrimas que ella había derramado al no poder escribir lo que sentía. Uno por uno los lápices fueron depositando en esas lagrimas todo lo que habían conseguido en sus andanzas. Uno a uno fueron depositando lo que habían aprendido de ella y ya solo quedaba uno: el grandullón.
Este se acercó a la lágrima y al tocarla con su punta vio que no pasaba nada y se sorprendió. Miró al viejo lápiz con cara de asustado y le dijo:
Qué pasa? ¿Por qué no me pasa como a los demás?
Tienes que sentirlo. Tienes que hacer que te salga de dentro sin pensar en nada mas que en ella y no en lo importante que puedas llegar a ser con este gesto – le respondió el viejo lápiz
Se acercó el grandullón de nuevo y al tocar la lagrima, la habitación se iluminó con miles de luces de colores. Hubo una explosión de estrellas y de luz en aquel cuarto y los lápices empezaron a flotar en el ambiente en un torbellino de fantasía. Subían, subían, subían hasta juntarse todos en el techo de la habitación en un torbellino que les tragó de repente.
Todo pasó en un segundo. Todo despareció. De nuevo la oscuridad. De nuevo aquella habitación con las mismas cosas que tenía de días atrás. Ella se despertó. Volvió a mirar el techo, volvió a mirar la ventana y se levantó. Miró a su cuaderno.
Buenos días cuaderno. Creo que me he quedado dormida - dijo ella con voz temblorosa
Pero algo había cambiado. Ella miró a la ventana y estaba un poco abierta aunque no recordaba haberla abierto. Una brisa de aire entró en la habitación envolviéndola. Esa brisa, acarició al cuaderno haciendo que una nueva hoja pasase hacia delante. Una nueva hoja en blanco estaba ante sus atónitos ojos y se asustó. Dio un salto en la silla y miró para todos lados. Algo había cambiado. Algo no era como era antes de ella dormirse.
Aquella hoja en blanco tenía puesto un título. Había letras en esa hoja formando una frase que hizo que ella se estremeciera. Había escrito
“Te quiero desde que te soñé”.
Ella empezó a mirar por todas partes porque no comprendía nada y de repente le vio. Ahí estaba. El viejo lápiz, aquel cansado, roto y descolorido viejo lápiz ahora estaba lleno de color. Era él, no había ninguna duda. Las muescas de haberlo mordido y de haberlo arañado con sus uñas eran inequívocas, pero estaba lleno de color, con la punta totalmente fina y zandareándose con suavidad fruto de esa brisa que entraba por la ventana.
Ella miró hacia la caja de los lápices y volvió a sorprenderse. Todos tenían colores mezclados. Todos tenían colores de otros lápices, y hasta el grandullón, tenia colores de todos los demás. Ella sacudió la cabeza porque pensó que estaba soñando pero estaba despierta. Era todo real.
No quiso pararse a pensar. Ahí tenía su cuaderno y su viejo lápiz dispuestos a compartir con ella un nuevo sentimiento, una nueva poesía, una nueva historia.
Ella puso el lápiz en posición de escribir, abrió la ventaba para poder ver mejor, se sentó de nuevo cómodamente, cogió aire, lo soltó lentamente y se dispuso a escribir todo aquello que sentía por él pero nada mas escribir la primera letra, nada mas deslizar su lápiz por aquel cuaderno, una mano cogió la suya con suavidad.
Ella no levantó la mirada de su cuaderno. Ni se giró. Ni se inmutó. Siguió mirando hacia delante. Solo vio que una mano estaba sobre la suya, una mano que la había acariciado cientos de veces, la mano de él.
Empezó a escribir lo que sentía. No paró de escribir, letra a letra, palabra a palabra, frase a frase todo lo que llevaba dentro y cada letra, cada palabra y cada frase, sintiendo la mano de él sobre la suya acompañándola. Ella supo en ese momento que nunca volvería a estar sola y que él estaría siempre con ella. El volvió de nuevo a su lado......

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