lunes, 19 de enero de 2009

La princesa y la rana 5ª y 6ª parte y final

Solo Cuack permanecía a su lado. Solo aquella rana se apiadó de las lágrimas de la princesa porque realmente y desde que la vió por primera vez, se había enamorado de ella, aunque no quería asumirlo.

Una noche, ambas ranas estaban en el río en silencio y de repente una estrella fugaz cruzó el cielo. La princesa-rana agachó la cabeza y no quiso mirar al cielo. Pero una voz fuerte y poderosa salió de Cuack
- Estrella fugaz. Concededme mi deseo. Mi corazón quiere pediros un deseo.

Al instante, la Luz de Bosque se acercó al riachuelo. La princesa-rana se asustó al principio pero vio que Cuack la protegía estando a su lado y el miedo se transformó en tranquilidad. La Luz del Bosque se acercó a la princesa-rana pero pasó de largo. Ella ya pidió su deseo y no podía pedir otro. Cuak si que podría pedir un deseo y así lo hizo.

- Cuak, soy la Luz del Bosque y he oído tu deseo y se te va a conceder. Será un único deseo y tendrás que elegir con sabiduría e inteligencia. Piensa que se te concederá en función a tus sentimientos verdaderos y no en función a tus caprichos. No tendrás más oportunidades. Si este deseo lo dejas pasar, jamás serás feliz.

La princesa-rana le preguntó a Cuack, cual era el deseo que había pedido y éste le respondió:

- Mi bella princesa Selene. Te supliqué que me dejaras amarte y no lo hiciste por mi aspecto. No quisiste siquiera intentarlo porque te resultaba mas fácil esperar un príncipe azul y guapo que se casara contigo. No te diste cuenta que si tu solo te fijabas en los demás por su aspecto, otros también lo harían contigo. Ahora eres una rana fea y asquerosa y sufres como yo la soledad y el desprecio de los demás. Aun así. El amor que siento por ti es tan grande que mi deseo es…….. Que vuelvas a ser una princesa hermosa y bella princesa y que encuentres a tu príncipe azul.

Al instante, la luz envolvió a la princesa y tras un gran estruendo, ella recuperó su antigua forma. La luz del Bosque desapareció. El silencio recorrió el bosque. La princesa corrió hacia el río a mirarse: era hermosa de nuevo!!. No podía creer lo que le había pasado. Era como antes de nuevo. Cuak la miraba con cara de felicidad, aunque él seguía siendo una rana fea y asquerosa.

- ¿Por qué lo has hecho Cuack?, preguntó la princesa
- Porque mi amor por ti es tan grande que si hubiera pedido algo para mí, te hubiera perdido para siempre y te hubieras quedado en ese estado de soledad y fealdad. De que me sirve tener tesoros o ser un apuesto caballero si no te tengo a ti. He preferido que seas feliz aunque no estés conmigo.

La princesa le miró, se levantó y el dijo:

- Pues gracias. Pero no deberías haberlo hecho. Yo no lo hubiese hecho por ti y ahora te vas a quedar siendo una rana fea para siempre.

Y salió corriendo hacia el castillo para que todos la vieran e incluso a aquel caballero con el que paseó por los jardines del castillo.

Al llegar al castillo, se quedó en la puerta. No pudo entrar. La pena invadió lo poquito que le quedaba de corazón. Un ser feo y asqueroso, había sacrificado su felicidad para que ella fuese bonita y feliz. Se dio la vuelta, se encaminó de nuevo al riachuelo y buscó a Cuak.

Allí estaba él, en su roca, sacando la lengua y comiendo moscas. La princesa se acercó, le cogió con las dos manos, y se lo acercó a la cara. Durante unos minutos ambos se miraron. Ella acercó sus labios a los de la rana y le besó.

Le dijo:
- Se que no puedo pedir mas deseos pero lo que tu has hecho por mi, no lo hubiera hecho nadie. Contigo si que seré feliz y nadie mas podrá hacerme sentir lo que es la generosidad. Cuak, quiero pasar el resto de mi vida junto a ti, si es que me aceptas.

Cuak no daba crédito a lo que estaba oyendo. Era el sueño de su vida. Aunque aquel sueño iba a durar muy poco. Cuak le dijo a la princesa:

- Tu ahora eres una bella y hermosa princesa y ya no me necesitas para nada. Vete con los tuyos. Yo solo soy una humilde y fea rana.

La princesa dijo:

- No me importa. Nadie ha hecho nunca nada por mí ya que todos querían complacer a mi padre. La princesa cogió a la rana en sus manos y salió corriendo hacia el castillo. Entró en la sala del trono y le dijo a su padre

- Padre. Ya he decidido con quien quiero pasar el resto de mi vida.
- Con una rana??? - Respondió el Señor del Castillo totalmente desconcertado
- Si Padre. Esta rana ha sacrificado su felicidad y su futuro por mí. Le quiero a él

La princesa le contó toda la historia al padre mientras todos los allí presentes escuchaban atónitos.

Mi querida hija, algo te ha cambiado. No se si es esa rana o todas las oraciones que le he pedido a tu Madre para que llegases a ser como ella. Pero tanto tú como esa rana habéis agotado vuestros deseos de la Luz del Bosque, y no podréis estar juntos jamás.

El Rey hizo una leve pausa, y empezó a esbozar una leve sonrisa diciendo - Pero yo no!. Así que, hija mía, esta noche, pediré un deseo y será que ambos seáis iguales y así podréis ser felices para siempre

La princesa se acercó a la oreja del padre y le susurró algo que solo ambos escucharon

Aquella noche, la Luz del Bosque apareció de nuevo justo cuando la estrella fugaz cruzó el cielo sobre el castillo. Un deseo había sido pedido. Y se concedió. Ahora ambos eran iguales y estaban juntos y felices. Ambos podían compartir sus vidas en el riachuelo, porque……………



¿DONDE SI NO IBAN A VIVIR DOS RANAS?

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